El Padre inicia su charla explicando que comienza el tiempo de Adviento, un período de preparación para la Navidad caracterizado por la penitencia y la oración. Aunque es un tiempo penitencial, no tiene un carácter negativo, sino que es un tiempo de alegría y esperanza por la llegada de Cristo. El Padre contrasta la vivencia del Adviento en épocas pasadas, cuando la fe era más profunda, con la actualidad, donde parece haberse desvanecido. Sin embargo, enfatiza que precisamente en estos tiempos difíciles es cuando más se necesitan cristianos valientes que den testimonio de su fe. Critica la situación actual de la Iglesia y la sociedad, mencionando leyes que atentan contra la familia y la doctrina católica. Lamenta el silencio de la jerarquía eclesiástica ante estos ataques y advierte sobre los peligros de los "malos pastores" que confunden a los fieles. A pesar de este panorama sombrío, el Padre insiste en que el Adviento es un tiempo de esperanza. Invita a vivir la nostalgia por la ausencia de Cristo y la alegría por su próxima llegada. Cita pasajes bíblicos para ilustrar el anhelo de Dios por encontrarse con nosotros. Concluye exhortando a mantener la esperanza contra toda esperanza, especialmente en estos tiempos difíciles. Afirma que serán los pequeños y débiles quienes salvarán la situación actual, no las grandes personalidades. Anima a esperar con ilusión la llegada de Cristo, que viene pronto a traer consuelo y salvación.