Este resumen aborda la homilía del Padre sobre la fiesta de Todos los Santos. El sacerdote explica que, aunque la Iglesia conmemora santos específicos todos los días del año, esta festividad honra a todos los santos, incluyendo aquellos no canonizados oficialmente. Destaca que hay innumerables santos desconocidos para nosotros, pero conocidos por Dios, que brillan en el cielo según el amor que demostraron en la tierra. El Padre menciona que los santos provienen de diversas edades, condiciones y niveles intelectuales, desde niños hasta ancianos, desde reyes hasta humildes trabajadores. Todos ellos se caracterizan por su amor a Dios y al prójimo, así como por su alegría. Contrasta esta alegría con la búsqueda de felicidad en el mundo moderno, señalando que los santos fueron los únicos que realmente se "realizaron" y entendieron la vida. El sacerdote enfatiza que los santos tomaron las bienaventuranzas y el Evangelio literalmente, encontrando felicidad en el sacrificio, el estudio, el trabajo y la pobreza por amor a Dios. Concluye invitando a los fieles a encomendarse a los santos y a pedir su intercesión para también alcanzar la santidad y unirse a este "maravilloso clan" de elegidos.