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Lectura

Lectura del 9 de septiembre de 1983

Charla ID:

1983.09.09.L

Título:

Las Bienaventuranzas y la Música I

Duración:

0:22:05

Temas:

Palabras Clave:

Fecha Litúrgica:

Texto Bíblico:

Mt 5: 1-12; Ap 22: 17.20; Can 1: 4; 1 Cor 2: 9; 2 Cor 12: 4; Rom 10: 17; Gen 2: 19

Comentario:

Apta para el público. El Padre lee maravillosamente y comenta las folias "Las Bienaventuranzas" en las páginas 324-332 de la edición de 1987. Empieza leyendo la sección "Las Bienaventuranzas y la Música". "Puede decirse..." El Padre recita "Y entonces me miraste y en silencio dijiste que me amabas..." El Padre recita la poesía de San Juan de la Cruz, "La noche sosegada en par de los levantes de la aurora..."

Resumen:

El Padre presenta una reflexión profunda sobre el sermón de las Bienaventuranzas como un canto a la alegría, explorando la conexión entre la música, el canto y lo inefable. Explica que tanto el canto como la danza son manifestaciones artísticas que responden a sentimientos complejos y elevados del ser humano, aunque su naturaleza exacta sigue siendo objeto de debate. Destaca que las Bienaventuranzas representan la alegría, que es la otra cara del amor, y que el canto y la música son intentos del ser humano por expresar lo inexpresable. Señala la importante presencia de la música y el canto en la Biblia, desde el Rey David hasta el Magnificat de María, pasando por los Salmos y el Cantar de los Cantares. Establece una distinción entre la música terrenal y la celestial, explicando que mientras la primera evoca y presenta una mediación hacia la verdad, la bondad y la belleza, la música del cielo nos pone en presencia directa de estas realidades sin mediación alguna. El Padre reflexiona sobre la importancia de la audición en la fe cristiana y cómo la capacidad de escuchar la música de la creación nos acerca a Dios. Describe la belleza de los sonidos naturales, como el canto de los pájaros, el fluir del agua y la música del viento, señalando cómo estos elementos se entrelazan con el amor y la vida. Concluye recordando que la palabra original del hombre era una canción pura y sencilla, antes de ser corrompida por la mentira y el tópico, y que la santidad requiere volver a esa forma primigenia de expresión.

Comentario Técnico:

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